Del salón en el ángulo oscuro,
de su dueño tal vez olvidada,
silenciosa y cubierta de polvo
veíase el arpa.
¡Cuánta nota dormía en sus cuerdas
como el pájaro duerme en la rama
esperando la mano de nieve
que sabe arrancarlas!
¡Ay! -pensé-, ¡Cuántas veces el genio así
duerme en el fondo del alma,
y una voz, como Lázaro, espera
que le diga: “Levántate y anda”!
G. A. Bécquer
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por el comentario!